La verdad sobre el "cuento" del fracking de David Camerón
Por Chris Huhne
Publicado en The Guardian
La cumbre de Davos tiende a volverse el más duro de los jefes. Durante las reuniones anuales ,
en las que las empresas pagan mucho dinero para codearse con los
líderes políticos y pensadores, un aura contagiosa de suficiencia llena
este valle alpino como una niebla que disminuyera mucho el sentido de la
realidad.
Los
políticos tienen una historia de apresurarse en vender las virtudes de
su país, y David Cameron ha aterrizado de una forma peculiarmente mal
informada. La
mayoría de los relatos se revelan falsos sólo con el paso del tiempo,
pero la historia de Cameron es "un cuento de hadas" demostrable en estos
momentos.
La canción de Cameron de que en Gran Bretaña las empresas "se van a apuntalar" - lo contrario de la deslocalización - en parte debido al gas barato por el despegue del fracking : los precios caerán como lo han hecho en los EE.UU., donde cuesta sólo un tercio del precio de Europa . Los
consumidores británicos, que verán reducidas sus facturas a la mitad,
se quitaran el sombrero ante los ministros conservadores que hicieron
posible esta revolución de la energía barata. Multimillonarios se darán la vuelta y correrán para traer nuevos negocios a Bradford y Bolton.
Esto no es una visión, sino una fantasía. La geologia de Gran Bretaña aún no se ha demostrado como adecuada para el fracking. Polonia experimentó un frenesí de sobreexcitación al dar bombo sobre sus yacimientos de gas de esquisto, sólo para ser cruelmente decepcionados por la geología encontrada. Lo mismo puede suceder aquí.
Supongamos, sin embargo, que nuestros depósitos de esquisto son viables. El
segundo problema es que tenemos ocho veces más personas por milla
cuadrada que los EE.UU., y resulta probable que aquellos manifestantes
como en Balcombe, Sussex ,
noten el tráfico de camiones, necesarios para abastecer a una gran
plataforma de gas de esquisto, con mas intensidad que la buena gente de
Oklahoma.
Esos
británicos furiosos, que no quieren las torres al lado de sus casas,
junto con los grupos ecologistas que quieren dejar los combustibles
fósiles en la tierra, son muy capaces de hacer la vida imposible a los
buscadores de esquisto. Tienen
que obtener el permiso de planeamiento, y luego se enfrentan a trucos
como la compra de pequeñas franjas de tierra y reclamar por la entrada
ilegal.
En los EE.UU. se conduce por un anuncio que dice "El máximo dólar pagado por los derechos de gas". Las empresas pueden comprar a los residentes que son los dueños de los derechos sobre los minerales de su propia tierra. En el Reino Unido, se nacionalizaron los derechos mineros durante la primera guerra mundial por lo que las personas tienen pocos incentivos para respaldar la exploración.
Otro
problema es que el esquisto ha coincidido con una disminución de
regulación de los estados de EE.UU., pero afortunadamente es poco
probable que el Reino Unido quiera relajar salvaguardas ambientales como
la protección de la capa freática. La politica del
Reino Unido es mucho más parecida a la de Nueva York o Nueva Jersey -
ambos han declarado moratorias al gas de esquisto - que Texas o
Luisiana. Estándares
ambientales altos, combinados con controles de planificación,
inevitablemente reducirán la velocidad de salida del gas de esquisto.
No importa a mi juicio, lo que considere el gran dios del mercado sobre la visión del primer ministro. Hay una manera muy evidente de contar, porque una empresa que cotiza en la bolsa de valores de Australia llamado AJ Lucas posee el 42% de Cuadrilla , uno de los exploradores de gas de esquisto más activos del Reino Unido. Sus acciones siguen valiendo sólo una cuarta parte de lo que valían en 2009.
Vamos,
no obstante, a dejar en suspenso nuestra incredulidad, y asumamos que
nuestros valientes "frackers" van triunfar sobre todas las adversidades y
a tener éxito en la producción de grandes volúmenes de gas natural que,
a la vez nos convertirán en un exportador neto de gas a otros países,
como lo éramos hasta el año 2004 desde el Mar del Norte. Este
es el nirvana que Cameron cree que va a hacer que se reapuntalen
nuestras empresas porque nuestros precios de la energía serán tan bajos.
Sin embargo, hay un pequeño inconveniente con la lógica del primer ministro. Tenemos
tantas tuberías que nos conectan con el continente que si el precio
fuera más bajo aquí, algunos comerciarían comprando el gas en Gran
Bretaña para exportarlo. Pronto los precios serían prácticamente los mismos. Por
esa misma razón, los precios de la energía no fueron más bajos que los
de Alemania, aún cuando nosotros éramos autosuficientes.
La
razón por la que son más bajos en los EE.UU. se debe a que la
revolución del gas de esquisto ha sucedido con mayor rapidez que con la
que los inversores están construyendo las terminales de exportación, y
el gas ha sido atrapado en el mercado interno, haciendo que el precio
baje. Incluso
cuando los terminales se construyan, el precio será sustancialmente
menor debido a los altos costos de transporte de América del Norte.
Hay finalmente un error devastador en el argumento de Cameron. Imaginemos
que estamos una vez más flotando en un mar de color negro azabache de
los combustibles fósiles: los precios de la energía no pueden ser
inferiores, pero nuestra balanza de pagos se beneficiaría enormemente
de las importaciones de petróleo y gas más bajos, y como resultado, la
libra esterlina probablemente se convierta en un moneda más atractiva
para comprar - un "petro-moneda".
Entonces tendríamos sufrir de lo que antes se llamaba la enfermedad holandesa. Una moneda fortalecida, golpeando a las empresas comerciales. En los años 80, la deslocalización comenzó en serio cuando aumentamos considerablemente la producción de petróleo y gas. En
otras palabras, si el primer ministro fantasea sobre lo que sucedería
realmente, las consecuencias serían exactamente las contrarias a las que
él supone.
En resumen, el esquisto puede no suceder. Si lo hace, será lento. Incluso si se sacara eventualmente masivamente, los precios no bajarán. La industria británica, lejos de apuntalarse, se enfrentaría con una libra fuerte. Por favor, ¿Podría el primer ministro contratar a un asesor económico respetable y que tuviera memoria?
Chis
Huhne ha sido diputado liberal demócrata por Eastleigh y Secretario de
Estado para la Energía y el Cambio climático. En la actualidad es
presidente para Europa de Zilkha Biomasa Energy y consultor de
Nationwide Energy Services
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